martes, 3 de junio de 2008

Ahora No estoy Tan Seguro‏

La idea original data de hace más de un mes, poco más allá del gran evento. Un amigo me felicitó por haberme unido a sus huestes. Lo primero que hice fue saldar deudas: TV on the Radio, Arcade Fire, los primeros discos del Jefe, que My Morning Jacket, que Can y Neu!, que los temas raros de Bowie y el último de Biolay y entre todos ellos él. Ahí iba un punto aparte y a contarles acerca de un enorme cantante y compositor de la costa oeste de la década del setenta llamado Tim Buckley y su pertinaz y siempre (casi siempre) eficaz e iluminador cóctel de folk psicodélico y free jazz, e iba a mencionar entre paréntesis que su voz es igual a la de Van Morrison pero mejor no, porque después iba a hacerla entrar en una comparación fuera del paréntesis que iba a aludir a esta comparación y entonces quizás mejor no decir nada y decirlo todo a su debido tiempo. Les iba, posteriormente, a contar que este tipo hizo, entre tanta cosa notable, las siguientes dos. Primero, morirse de sobredosis debido, precisamente (y entre paréntesis pretendía aclarar que los ‘precisamente’ son ‘paradójicamente’ secretos) por haber sido un sujeto austero en lo que a ingesta narcótica se refiriera, pero segundo: haber sido padre de un hijo. Acá venía otro punto y aparte para comenzar a contar algo que ya he contado hasta el cansancio: Leonard Cohen, otrora escritor de profesión pero en ese entonces ya cantante consumado saca un disco que contiene en ciernes a todo Pulp llamado Death of a Ladies’ Man, producido por Phil Spector, y luego de un guión hubiera especificado la condición demente del tal Spector, lo que (seguía, originalmente, con la aclaración como procedimiento narrativo) nada dice necesariamente acerca de su enorme talento ni tampoco o mucho menos informa que Cohen dijera, posteriormente y en un rapto de exageración (porque el estilo es todo; no hay que dudar en mentir -eso hubiera escrito y mi propia frase hubiera sido altisonante pero no por eso irrespetuosa de lo que a esta altura puedo revindicar como mi estilo) que el disco era de Spector. Pero no. Y no, en particular, porque no es en ese disco en dónde aparece por primera vez un tema de Cohen del que iba a hablar sino en otro que se llama Various Positions y que es considerablemente inferior a aquél, y por eso no dije nada de eso, porque mejor no mostrar los errores tanteados, aunque nada de esto importe demasiado para lo que originalmente quería contarles pero mejor no, que es que el tipo compone él solito un tema que puede ser el favorito de usted, señora o de usted, caballero, sin que eso lo deba hacer poner colorada o colorado sino todo lo contrario: la mar de orgullosa (la mar de orgulloso). El tema se llama Hallelujah, que es como decir Aleluya pero en inglés. Diez años más tarde podrá comprenderse que él lo había escrito para que fuera cantado por una garganta mucho más joven y de límpida voz y tan conmovedora como la de los momentos más conmovedores de Cohen y esa garganta y esa voz no eran de Cohen ni de Cale, quien también grabara una versión del tema, sino de Jeff Buckley. El hijo de Tim. Punto seguido y después ‘El hijo de Tim’. Eso iba a poner, al menos originalmente. Y después iba a acometer loas a Cohen y a Buckley Tim (‘Tim’ iba a ir entre paréntesis) por haber permitido, ellos más que nadie que Jeff cantara ese tema. Después iba a perderme en una montaña de adjetivos y demasiados adverbios de esas que suelo escalar cada vez que me toca hablar de lo que me gusta, que no es muy diferente de lo que me conmueve. E iba a hablar de dramatismo y de remansos de calmas que preceden tormentas pero mejor no, así como tampoco citaré la letra ni diré nada sobre esos versos que dicen “but love is not a victory march / it's a cold and it's a broken hallelujah” ni tampoco que anteceden a la estrofa esa de “well, maybe there's a god above / but all i've ever learned from love / was how to shoot somebody who outdrew you /it's not a cry that you hear at night / it's not somebody who's seen the light / it's a cold and it's a broken hallelujah”. Eso era lo que quería escribir. Pero ya escribí cosas como esas otras veces, tantas otras veces que siento que ya no solo abrumo y fastidio sino que ahora también me abrumo y me fastidio porque no hago sino reiterarme y buscar en vano algo así como una idea original. Eso era lo que quería escribir, pero ahora no estoy tan seguro.

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