martes, 10 de junio de 2008

Heroe Tragico

No me arrepiento de nada, pero reniego de todo.
Intenté perseguirme y desnudarme a través de mis escritos, y me encontré inesperadamente recibiendo elogios 'por mi valor' y cualidades semejantes.
Mirémoslo de frente: si hubiera tenido, o usado, el coraje necesario en el momento correcto, toda esta odisea no hubiera sido necesaria.
Una persona que necesita atravesar mi historia para madurar un poco no sólo es un idiota, sino uno insistente. Podría haber aprendido lo mismo sin necesidad de comerse el bardo que soy, de haber sido solamente un poquito más rápido en asumir la naturaleza de las cosas, en vez de tratar ciegamente de hacerlas encajar donde mi infantilismo prefería que estuvieran.
No hagan esto en sus casas.
Sean flexibles, blandos con ustedes mismos, háganse caso.
Huyan cuando deban hacerlo.
No me arrepiento de nada: entiendo porqué cometí cada uno de mis errores. Y ahora también sé qué otra cosa podría haber hecho.
El motivo objetivo de desmentir esta postura de héroe trágico es que no fue cierta en su momento: para un rengo, llegar al quiosco es una aventura épica, pero no deja de ser nada más que ir hasta la esquina.
Para mí, desligarme de las relaciones vampíricas es una tarea ciclópea (y los cíclopes son fuertes, pero tienen media vista).
El subjetivo es que la postura de héroe trágico me gusta, me tienta, y me ata a un ciclo que ya no está vigente. Se acabaron las cosas terribles.
Recordaré con cierto orgullo y cierto temblor 2007 y 2008, pero ya es hora de mudarme a otra posición.
Cosas lindas me pasaran por dejar de ser yo.
Intentaré rescatar lo que se pueda, de lo que necesite ser rescatado.

***A pedido de los comentadores y con un poco de vergüenza porque en el fondo (a la derecha) soy tímido. En el fondo a la izquierda no. Y en el centro me bifurco y me desvío (como todo heterosexual reprimido, como dice hombrequevuela) Qué decir! Las cosas importantes que tenía que decir en privado ya se las dije (alias y para siempre para mí, 'la chica de los puentes') No se por donde empezar y por dónde y a quién contestar. Además después de toooodos los halagos, este texto debería ser una cruza de Marcel Proust con Joyce y un poco de Kafka y de Marx ( groucho). Pero hoy me sale Chiche Gelblun resfriado, mezclado con Ariel en rivotril! Es raro saber que uno alcanza y provoca estas cosas en la gente. Y con esos grados de polarización (fascinación- rechazo, o será campo- gobierno?). Preferirá algo más matizado, pero es cierto que yo también en mis gustos, mis ritmos, mi vida, mis amores, mis odios soy bastantes extremistas, creo, un diseño lógico en eso. Me retracto: Digamos que uno aspira a que lo quiera un montón de gente, pero de gente que uno quiera que lo quiera.Es decir gente que vive y vibra, que le importa la autenticidad del otro/a y de si mismo/a. Que me quiera o que admire, que se yo, Mauriño (no Oli), para mi sería un asco. Algo debí estar haciendo mal en ese caso.Me parece que algunas cosas hice bien como para que me quiera la chica de los puentes, como para que Meridian diga que fascino y que escribo bien (no se realmente qué es escribir bien: y de verdad lo digo, se, apenas, cuando algo 'toca' un algo de verdad que hasta mi mismo se me escapa. Eso es solo lo que se, no se tampoco como llego a eso. Ni como escritor ni como lector. No se si me interesa saberlo.) Y me causa gracia eso de ' héroe trágico del underground vernáculo', Porque heroico hoy no me veo (el domingo si). Apenas algo polémico, testarudo y desbordado. Y los héroes son escasos. Pero lo tomo como halago.Y Libélula, no veo ningun odio puentiano en sus palabras .Momentito!! Que el taller que habia sido una idea de gente que nos reunimos en Los Mudos tomó impulso y revitalización 'no académica' con mi inclusión y de un toco de gente que sumé! No se en qué época habrás ido vos. Fue una buena época.Y ya que tengo club de fans: porqué no me averiguan de un lugar con pantalla (Pijasso no) para que pueda dar mis cursos descoordinados de música, así gano un poco de dinero y entre otras cosas poder reunirnos e invitarlos con unos buenos vinos, les dejo la inquietú! je.y sobre todo un abrazo afectuoso a todos y todas.El beso es para la chica del puente.

Dentro de un rato me voy a morir

Mamá me lleva al jardín y me da un jarabe envuelto en papel madera. Me lo da con una nota para la maestra. En el camino le digo que no quiero tomarlo; me dice que lo tengo que tomar ¿Por qué lo tengo que tomar? Porque sí. No lo quiero tomar, ¿por qué lo tengo que tomar?, mamá se harta y me dice: porque si no lo tomás te morís. Entro al jardín. Es demasiado temprano. Todavía está oscuro y no hay nadie en el patio. Me trepo a uno de esos caballetes para hacer gimnasia. Llega otro chico y también se trepa. Estamos jugando y el frasco de jarabe se me escapa de la mano, se resbala del envoltorio de papel, se va al suelo, no lo veo caer, pero escucho que se hace pedazos sobre el piso del patio. Un piso de cemento con agujeritos cuadrados. Ahí está el jarabe desparramado y los vidrios rotos. Empiezo a llorar, una maestra me lleva para adentro y trata de calmarme y me dice que no me preocupe, pero es muy difícil calmarte o no preocuparte cuando sabés que te vas a morir porque se te rompió en el suelo el frasco del remedio que tenías que tomar para no morirte y no hay solución, un frasco de vidrio roto no se arregla y mamá ya se fue y acá estoy entre toda esta gente que me mira y no sabe que yo dentro de un rato me voy a morir.

Esto es más o menos así:

Hago cuentas. Son más o menos 59 personas las que me quieren. Y es una bocha. Alguien decía que el que te quieran es una responsabilidad enorme. A mí no me lo parece porque el cariño es una energía renovable. Al menos en mi caso. Afectivamente soy zarpado de salud.
Conozco personas que sufren diferentes tipos de trastornos al respecto. Algunas veces hice ingentes esfuerzos por ayudarlas a resolverlos. Pero hay casos graves, bloqueos emocionales que no los desatascás ni con todo el cariño y la buena voluntad del mundo.
Alguna que otra vez lo conseguí.
Pero a veces no, son casos complicados. Corazones acorazados que se van resecando con el tiempo y llega un momento en el que ni te das cuenta si laten o no.
Con este tipo de minusválidos sentimentales es mejor no perder mucho tiempo. Es un gasto de energía inútil y por más renovable que sea la energía de mi amor, tampoco es cuestión de hacer abuso.
Entonces pienso que si hay por lo menos 59 personas que me quieren, puedo quererlos a todos y a los que no, los que están por debajo del límite de pobreza emocional, que se jodan.
Yo podría querer a unos cuantos más. Unos doscientos o trescientos, más o menos.
Quiero decir: hay espacio y cantidad y la cosa es que hay por lo menos 59 y de ellos me hago cargo.
Con responsabilidad
Pero más con gusto y placer.

martes, 3 de junio de 2008

Que

Que un boxeador me de un golpe seco. En el lugar justo. Sin hacerme sangrar, sin lastimarme. Quedar desmayado un tiempo. Que previamente hayan tendido una cama confortable en el piso. Que me arropen. Quedarme ahí. Que me visiten sin hablarme. Y cuando el momento sea perfecto, que otro boxeador más amable me despierte. Que me den un té o me lleven al pasto. Que me aplaudan suave. Que vayas a buscarme.

Ahora No estoy Tan Seguro‏

La idea original data de hace más de un mes, poco más allá del gran evento. Un amigo me felicitó por haberme unido a sus huestes. Lo primero que hice fue saldar deudas: TV on the Radio, Arcade Fire, los primeros discos del Jefe, que My Morning Jacket, que Can y Neu!, que los temas raros de Bowie y el último de Biolay y entre todos ellos él. Ahí iba un punto aparte y a contarles acerca de un enorme cantante y compositor de la costa oeste de la década del setenta llamado Tim Buckley y su pertinaz y siempre (casi siempre) eficaz e iluminador cóctel de folk psicodélico y free jazz, e iba a mencionar entre paréntesis que su voz es igual a la de Van Morrison pero mejor no, porque después iba a hacerla entrar en una comparación fuera del paréntesis que iba a aludir a esta comparación y entonces quizás mejor no decir nada y decirlo todo a su debido tiempo. Les iba, posteriormente, a contar que este tipo hizo, entre tanta cosa notable, las siguientes dos. Primero, morirse de sobredosis debido, precisamente (y entre paréntesis pretendía aclarar que los ‘precisamente’ son ‘paradójicamente’ secretos) por haber sido un sujeto austero en lo que a ingesta narcótica se refiriera, pero segundo: haber sido padre de un hijo. Acá venía otro punto y aparte para comenzar a contar algo que ya he contado hasta el cansancio: Leonard Cohen, otrora escritor de profesión pero en ese entonces ya cantante consumado saca un disco que contiene en ciernes a todo Pulp llamado Death of a Ladies’ Man, producido por Phil Spector, y luego de un guión hubiera especificado la condición demente del tal Spector, lo que (seguía, originalmente, con la aclaración como procedimiento narrativo) nada dice necesariamente acerca de su enorme talento ni tampoco o mucho menos informa que Cohen dijera, posteriormente y en un rapto de exageración (porque el estilo es todo; no hay que dudar en mentir -eso hubiera escrito y mi propia frase hubiera sido altisonante pero no por eso irrespetuosa de lo que a esta altura puedo revindicar como mi estilo) que el disco era de Spector. Pero no. Y no, en particular, porque no es en ese disco en dónde aparece por primera vez un tema de Cohen del que iba a hablar sino en otro que se llama Various Positions y que es considerablemente inferior a aquél, y por eso no dije nada de eso, porque mejor no mostrar los errores tanteados, aunque nada de esto importe demasiado para lo que originalmente quería contarles pero mejor no, que es que el tipo compone él solito un tema que puede ser el favorito de usted, señora o de usted, caballero, sin que eso lo deba hacer poner colorada o colorado sino todo lo contrario: la mar de orgullosa (la mar de orgulloso). El tema se llama Hallelujah, que es como decir Aleluya pero en inglés. Diez años más tarde podrá comprenderse que él lo había escrito para que fuera cantado por una garganta mucho más joven y de límpida voz y tan conmovedora como la de los momentos más conmovedores de Cohen y esa garganta y esa voz no eran de Cohen ni de Cale, quien también grabara una versión del tema, sino de Jeff Buckley. El hijo de Tim. Punto seguido y después ‘El hijo de Tim’. Eso iba a poner, al menos originalmente. Y después iba a acometer loas a Cohen y a Buckley Tim (‘Tim’ iba a ir entre paréntesis) por haber permitido, ellos más que nadie que Jeff cantara ese tema. Después iba a perderme en una montaña de adjetivos y demasiados adverbios de esas que suelo escalar cada vez que me toca hablar de lo que me gusta, que no es muy diferente de lo que me conmueve. E iba a hablar de dramatismo y de remansos de calmas que preceden tormentas pero mejor no, así como tampoco citaré la letra ni diré nada sobre esos versos que dicen “but love is not a victory march / it's a cold and it's a broken hallelujah” ni tampoco que anteceden a la estrofa esa de “well, maybe there's a god above / but all i've ever learned from love / was how to shoot somebody who outdrew you /it's not a cry that you hear at night / it's not somebody who's seen the light / it's a cold and it's a broken hallelujah”. Eso era lo que quería escribir. Pero ya escribí cosas como esas otras veces, tantas otras veces que siento que ya no solo abrumo y fastidio sino que ahora también me abrumo y me fastidio porque no hago sino reiterarme y buscar en vano algo así como una idea original. Eso era lo que quería escribir, pero ahora no estoy tan seguro.

Acerca de adaptarse al medio…

Le virlé a Iza unos tranquilizantes 2mg, pequeñitos pero pegadores. Los trocé en nanopartículas y me los fui clavando con el paso de las horas.
Aerolíneas ya no te pasa películas en vuelo. Si restringen presupuesto en Blockbuster lo que será en mantenimiento… Clavo primer nanopartícula frente a la compu aún en el aeropuerto. Internet es una mierda para el neurótico fóbico.
Yo desarrollé toda una teoría auto-tranquilizante acerca de porqué no hay que estresarse con la turbulencia. Después de hablar con un piloto que me respondió que Turbulence is not a matter of safety but of service yo trato de amigarme con la cocktelera voladora. Mi teoría es que el avión no hace otra cosa que adaptarse al medio como cuando agarras los pozos de Guido Spano entrando en auto a mi casa y esto es bueno. Adaptarse es bueno, No ofrecer resistencias es bueno. Yo soy el fóbico pero el otro está peor que yo y lo contengo. No le agrego el ítem que afirma que de resistirse al medio, el avión se partiría en dos. Entonces le digo:
-Boludo, go with the flow. Vos relaja, Gerardo. Entregate al movimiento, sentí como que se adapta al medio. Sentí como que sos parte del movimiento. Posta que funciona. Fijate...
-Lo que pasa es que estás todo drogado, vos…hdp

Dirt In The Ground‏ / You Said Something‏

Podría ponerme a discurrir sobre el efecto que una mañana solitaria, un viaje en colectivo y una tarde fría y gris en el lugar equivocado le causan a un espécimen humano que, aún luchando desde hace años, todavía no logra curarse de su adicción a la melancolía y otras cosas. Pero me van a entender mucho mejor si bajan las luces, se calzan los auriculares y escuchan “Dirt in the ground”, quizás el tema más deliciosamente desolador que Tom Waits haya escrito alguna vez.

Debería estar feliz y contento. Pero algo me pasa y no sé bien qué es. Molestia que molesta cuando no debería ni siquiera incomodar. Si indago un poco me doy cuenta de que ese clavo en la zapatilla se llama 'estado de presunta agresividad'. Sin saber por qué ni cómo, uno se vuelve agresivo en las palabras, en los gestos, en las miradas profundas.
Intento otorgarle el crédito de esa agresividad a los miedos. ¿Miedo a qué? A que todo sea una gran mentira, una perfecta farsa tramada por los demonios más inteligentes y creativos del mundo. Miedo a la derrota cuando siempre hablo de triunfos. Miedo a que el amor ideal sea de plazo corto, incluso hasta que sea algo negativo. Es que a veces depender o creer que se depende mucho de una persona me pone un poco de mal humor cuando ya estoy de mal humor; hace que deje de ser independiente como siempre fui, o al menos me consideré. Aunque no deja de ser, en una de mis contradicciones más grandes, algo fantástico y prometedor.Tanto análisis no es conveniente cuando uno tiene temores. Simplemente porque todo está sujeto a este pésimo estado de ánimo, y toda explicación posible pende de una variación de milésimas de segundos.
lo cierto es que hoy todo me da miedo. Situación que me convierte en un gran pelotudo a cuerda. Otro día me dedicaré al análisis correspondiente. Ahora me dejo llevar por 'You Said Something' de P. J. Harvey

martes, 20 de mayo de 2008

Voy a estar Caminando



Voy a estar caminando, por una calle de la ciudad, no importa que barrio, caminando distraídamente, digo, como si nada, como si no pasara nada, porque no va a estar pasando nada en ese momento, y me voy a topar con la mina que va a ser mi esposa, alta, con el suficiente peso como para aplastarme cuando vaya arriba, fanática del jazz y el funk. Nos vamos a encantar y al poco tiempo nos vamos a ir a vivir juntos al terrenito, la casa ya será dos pisos, donde uno le corresponda a ella y otro a mí, donde un día yo me cruce a su zona y me quede a dormir, o ella prefiera subir a mi cuarto (porque al final voy a elegir el primer piso) a pasar la noche juntos. Cada uno va a tener baños separados y a los dos años hijos en común. Yo voy a ser el caótico que siempre fui, torpe en la cocina pero compensándola con todos mis aciertos musicales para las tardes cuando nos abracemos a la vuelta del trabajo. Será una mujer paciente, muy paciente, que con dos miradas me hará entenderlo todo. Silenciosa, un poco antipática y tímida, como me gusta a mí, ácida y con la voz un poco grave, me dirá todas las mañanas:
-Buen día.

Rebanar y Cortar

Me rebané un dedo cortando un morrón, o me corté un dedo rebanando un morrón, es lo mismo. El dedo no me cicatriza. Hoy vino Billy, que también estaba preocupado por su dedo. Parece que cargó muchas bolsas pesadas por la compra para la fiesta de su cumpleaños, y entonces ahora se le duerme el dedo, dice que no le circula el dedo. Básicamente de eso se trata la soltería. De dos amigos preocupados por sus respectivos dedos un martes a las 6 de la tarde.
Mis reuniones con Billy tienen efectos curativos. Tomamos mate amargo con yerba Alianza Agrícola y escuchamos The Kinks. Ambos coincidimos que “Lola” es una de las mejores canciones de los Kinks, y eso que es muy difícil decidirse por alguna. La letra dice: que la está pasando mal por una chica, que el amor se fue, que al lado está esa chica pero como una sombra, que lo están dejando, entre mates, me acordé qué distinta era la vida cuando tenía alguien para llorar, cuando estaba irremediablemente enamorado y todas las canciones eran texto para mí. Todas las canciones de amor y desamor eran la voz en off de mi vida. Ahora, me lamentaba de no tener a quién dedicarle esa canción. Por favor enamórenme y abandónenme. Esto es un bodrio. Un tipo con una rutina moderna y una forma sentimental victoriana mirando Dr. House un viernes a la noche, después de decirle no a alguien que se invitó por chat a casa a coger. Eso es la posmodernidad. ¿Alguien escuchó hablar del romance? ¿Por qué no hay una educación formal para el romance?. Hay un momento en la vida que mirar Dr. House es mejor que coger. Lo bueno de hacerse grande es que uno no necesita acostarse con alguien para saber como viene la mano. A mí, que amo mirar películas viejas, actrices italianas que gritan y lloran con tetas grandes, dramones, me quieren levantar así. Es como ir a la AFIP. La próxima que me manden un fax: 21 hs. Tú casa. Sexo. Yo me voy a confeccionar un manual de uso, como las máquinas, los electrodomésticos, que vienen con un librito que explica como funcionan. Sin romance no enciende.
Hace unos días le dije a mi mamá que si en 6 meses no me enamoro me voy a ir de viaje un año. Necesito probar otra materia. Rebanar y cortar. Mañana me van a decir que le está por venir y que probablemente eso la este poniendo rara…

Despertarte

Despertarte a mitad de la noche
y ver en el otro lado de tu cama
a tu novia llorando
es una experiencia importante.
Quiere decir, entre otras cosas,
que mientras paseabas por los cuartos
iluminados de tu cerebro
algo se estaba gestando cerca tuyo.
Un error con el cual mantenés
Una particular relación de intimidad.
Porque aunque no firmemos nada,
ni corramos apurados bajo la lluvia de arroz
Pensamos que es para toda la vida
y así seguimos.
Botes, que durante la noche,
Quedan amarrados al muelle,
Golpeándose entre sí,
Según el viento.

domingo, 4 de mayo de 2008

Bailar Sobre Arquitectura‏

Hay una frase legendaria que se le atribuye a Frank Zappa que sobre música es como bailar sobre arquitectura'. Desde hace un tiempo me venía dando vueltas por la cabeza. Además de admirar la genialidad de Zappa, pensé en quiénes podrían haber logrado el desafío de 'bailar sobre arquitectura'.
Así fue que encontré dos posibles aproximaciones a semejante idea:
Uno es un video de Michel Levy sobre el tema 'Giants Steps' de John Coltrane. se acerca bastante, creo, a este concepto.
El otro es un texto de Chico Buarque sobre el genial arquitecto brasilero Oscar Niemayer, que dice así: 'La casa de Oscar era el sueño de la familia. Estaba el terreno... estaba el ante proyecto, estaba la promesa de que un buen día íbamos a vivir en la casa de Oscar.
Crecí lleno de impaciencia, porque mi padre, aunque fuera dueño del Museo de Ipiranga, nunca juntaba dinero para construir la casa de Oscar...
Me sentí traicionado, me volví rebelde...y salí golpeando la puerta de nuestra casa vieja y diciendo: “Sólo vuelvo a casa cuando sea la casa de Oscar”...
Decidí ser Oscar yo mismo, regresé a San Pablo, estudié Geometría Descriptiva... y fui el peor alumno de la clase...
Después dejé la arquitectura y me transformé en aprendiz de Tom Jobim. Cuando mi música sale buena, pienso que parece música de Tom. Música de Tom, en mi cabeza, es la casa de Oscar.'
Fragmento de 'La casa de Oscar', incluído en 'Poemas, testemunhos, cartas' (2000)

martes, 29 de abril de 2008

Discos que se acumulan en total desorden...




Vulva Aterciopelada‏

Me acuerdo de esos libritos eróticos que llevaban mis amigos al industrial. Se vendían en el kiosco de revistas de Héctor, cuando estaba en la esquina de La Rioja y Junín bajo ese árbol gigantesco. Yo nunca tuve el coraje suficiente para comprarme uno, pero los recibía pasados de mano en mano, de bolso en bolso, de baño en baño. No me acuerdo exactamente de los títulos, pero debían ser algo así como “El éxtasis de Karen Hills”, o “Harem de pasión” o “Lujuria en París”. No tenían fotos. Las revistas con fotos no convenía llevarlas al colegio porque enseguida se armaba un tumulto de mirones y aparecía un preceptor y las confiscaba. En cambio estos libritos pasaban desapercibidos porque a nadie le interesaba lo que uno estuviera leyendo, mientras estuviera leyendo.
En ese tiempo yo me olvidaba siempre la ropa de gimnasia así que me pasaba la hora leyendo las descripciones minuciosas de esos acoplamientos heroicos. Imaginaba esas historias ambientadas en la luz difusa y vaporosa de las fotos de Playboy, esas mujeres turgentes y extasiadas, con un aura erótica irradiada desde la plenitud de sus orgasmos...
Perdón por la cursilería: lo que pasa es que me acuerdo de esas cosas y enseguida empiezo a hablar con el glamour de esos cuentos. Esas palabras, ese estilo lleno de imágenes sensoriales y metáforas. Por ejemplo, la expresión “su vulva aterciopelada”, que se repetía cada tanto como se repiten los epítetos. Así era su vulva aterciopelada. Y estaba muy bien que reapareciera en distintos cuentos y sin variaciones porque estaba perfectamente dicho. Para un varón de trece años que no había estado nunca con una mujer -y por lo tanto tampoco conocía como testigo presencial cómo era una vulva-, la palabra aterciopelada le daba una idea muy acabada y sobre todo táctil. Y sin duda era el tacto lo que más faltaba en la soledad de la adolescencia, en ese largo período que media entre las últimas caricias de los padres y los primeros escarceos amorosos. El tacto era para uno lo más difícil de imaginar, porque la pornografía, al menos hasta entonces, no había podido reproducirlo, a diferencia de las imágenes y los sonidos sexuales.
Tengo que confesar que al principio yo no conocía tampoco el terciopelo, aunque intuía que era algo suave. Terciopelo era una de esas palabras que estaba en boca de las mujeres de la familia cuando hablaban de telas como shifón, boile, matelacé. Pero un día en algún cumpleaños en casa de un compañero de clase, la madre dijo algo muy esclarecedor: 'Chicos, tengan cuidado con las papas fritas porque ese sillón es de terciopelo'. Fue una revelación. Ahí estaba: era un sillón de un terciopelo encarnado. Me senté ahí inmediatamente, feliz, sin decir nada, y toqué despacio los apoyabrazos como hundiéndome en una vulva gigantesca. Creo que no me levanté ni para ver el video de Rocky que habían alquilado.

domingo, 27 de abril de 2008

El elemento sorpresa y las virtudes del error‏

Al quedarme solo en mi casa sin ganas de leer mis apuntes ni a Durrell, busque revistas.
Pettinato no es un gran escritor. Tiene, no obstante, más de un insight correcto, y un modo insatisfactorio pero suficientemente eficaz de transmitir tanto sus contenidos como sus efectos presentes y futuros…: Pettinato me da placer. El tema de su disertación: Sargeant Pepper. Pettinato, a propósito del cuál, decía lo que repite en cada artículo, lo mismo de siempre: el rock educa, el rock contra nuestros padres, el rock te ilumina, el rock hace que los solitarios sigamos solitarios pero acompañados, que la droga, que el sexo, que las intensidades. Todo ya leído y todo verdadero (por lo menos para la generación Pettinato). Cuanta cómo escuchar el disco “era un medicamento” que provocaba que “se te abriera la cabeza”. Sea o no esta una forma pertinente, verdadera o eficiente de transmitir lo percibido, sentido y vivido, es claro a qué se refiere. Quizás yo tampoco sea muy bueno para describirlo, siquiera para nombrarlo. Hace ya un buen tiempo descubrí las maravillas del mp3 Luego vino la banda ancha, el Soulseek y ningún disco del ancho mundo del rock me fue ajeno. No poder escucharlo jamás no fue más una posibilidad. Cada vez escuchaba más, y más variado. Claro: también por menos tiempo. No supe en qué momento me tiré a la pileta, cuando me embarqué en este mundo y esta empresa –no lo sé todavía. Cada vez consumo más discos más raros y cada vez más y con mayor velocidad me olvido de ellos. Pasó Magazine, Calexico, Afghan Wighs, Japan.,Julian Cope, Mott the Hopple, Todd Rundgren, y ninguno duró más de un mes. No voy a evitar la analogía con eso que Dolina llama, pomposamente, “el hecho amoroso”: cuando menos te lo esperás, cuando creés que ya no va a venir, ¡zas!: el mazazo en la cabeza y quedaste grogui para toda la cosecha sin entender de dónde vino qué cosa. (Ni siquiera tenés en claro que haya sido un tren lo que te arrolló). Creo que esto es verdad en general. Noto con cierta preocupación que estoy demasiado cómodamente instalado en este credo. No debe ser siempre así, no (y de esto estoy seguro) para todo el mundo. Quizás haya visto venir algunos enamoramientos; quizás, incluso, haya buscado más de uno (porque a veces también se puede esto). Estoy incómodo, y no puedo identificar bien por qué. Una segunda analogía viene al caso; el objeto de ésta, cabe aclarar, es el análogo de la primera. En la página 154 de la edición de bolsillo de Edhasa de “Balthazar” (el segundo eslabón de “El Cuarteto de Alejandría”) Lawrence Durrell le hace escribir a Pursewarden que “Todo puede ser cierto de cualquiera…”. Me afilio en las lides de los adeptos a la verdad de esta sentencia, que hoy por hoy me parece el colmo de la obviedad cagona. Porque por supuesto que es cierta y por supuesto que no agrega demasiado a nuestras continuas evaluaciones –más que un dejo de prudencia. Lo que no está mal, pero es muuuuuy poco. Si adoptas esta máxima no te vas a equivocar nunca. Ahora: no esperes acertar demasiado. Porque de lo que se trata (amiga, amigo) es de acertar, y de acertar mucho. Para tener una conducta exitosa (no importa qué idea se tenga del éxito), en la vida y en el arte (que es parte de la vida –no conozco a ninguno que haya escrito una sinfonía estando muerto), hay que arriesgar pronósticos y actuar en consecuencia. Hay que equivocarse, y hay que hacerlo en cantidad, si es el precio a pagar por cuantiosa suma de goles. Mi sexismo irreductible (pero estoy dándole batalla) me dicta que esto lo saben mejor las mujeres en general, y los tipos con calle en particular. (Lo que hace pensar que los tipos con calle acaso sean minas disfrazadas.) No está bien ser sexista. Tampoco fanático. Sigo dándole vueltas al asunto. Y, mal que me pese, esperando desesperado el nuevo de José González.

jueves, 17 de abril de 2008

Cotillón



Si podes dejame lo que te pedí, en casa, pero hoy a la noche, no mañana, no te cambia tanto y a mi me alegras la semana.
Tocame el timbre que ahora si anda, tres timbres largos y uno corto así se que sos vos, si no ni atiendo. Un beso.